DÍA INTERNACIONAL DE LA ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA (ELA)

DÍA INTERNACIONAL DE LA ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA (ELA)

• Aunque no existe una cura para la ELA, existen medicamentos que pueden ralentizar su progresión.

La Dra. Adriana Patricia Martínez Mayorga, jefa del servicio de Neurología del Hospital Central,  en el marco del Día Internacional de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) explica que la ELA, también  es conocida como enfermedad de Lou Gehrig, es una condición rara pero grave. Es una enfermedad degenerativa y progresiva que afecta las neuronas motoras, lo que resulta en debilidad en los movimientos voluntarios, atrofia, alteraciones para hablar y deglutir,  así como dificultades respiratorias. “La forma más común de ELA es esporádica en el 90 al 95 % de los casos, factores genéticos se encuentran involucrados en un 5 al 10% de los casos, y se han descrito factores ambientales vinculados a un mayor riesgo de padecer ELA”, expresa.

La Dra. Martínez informa que esta enfermedad tiene una incidencia de uno a tres casos por cada 100 mil personas al año, con una edad de inicio entre los 40 a 70 años, con un promedio de 55 años (aunque hay casos de personas más jóvenes). La supervivencia media tras el diagnóstico es de 3 a 5 años. “Los síntomas iniciales pueden ser sutiles, lo cual retrasa el diagnóstico; a medida que la enfermedad progresa, estos síntomas causan debilidad en brazos, piernas músculos de habla, deglución o respiración, lo que conlleva a presentar disfagia, disartria y disnea, respetando las vías sensitivas”, comenta.

Aunque no existe una cura para la ELA, la Dra. Adriana comparte que “se han aprobado tres medicamentos que pueden ralentizar la progresión de la enfermedad: Riluzol, que puede aumentar la expectativa de vida en un 25%; Edaravone, que ayuda enlentecer el deterioro de las funciones diarias; y  Fenilbutirato de sodio y taurursodiol, que reduce el ritmo de deterioro aumenta la supervivencia”.

Para finalizar, la Dra. Adriana Martínez recomienda a la población estar atenta a los posibles síntomas y buscar atención médica oportuna. El diagnóstico de la ELA es esencialmente clínico, se realizan diferentes  estudios para confirmar o descartar la enfermedad como resonancia magnética de columna cervical, estudios de neuroconducción y electromiografía y análisis sanguíneos. “La terapia física, del lenguaje y el apoyo nutricional y emocional son fundamentales para mejorar la calidad de vida de los pacientes”, concluye